lunes, 2 de diciembre de 2013

Poemas que caen como bikinis en la arena

(o de la poesía como medio para abrirte y mostrar el alma a flor de piel)

Entrevista a Karen Dianne Padilla
Por Antonio Reyes

esto, esto es un pezón
lo demás es hipocresía

yo a diferencia de las demás
escondo mis talones
porque siendo los que me sostienen
en ellos radica todo mi pudor

Karen Dianne



Conozco a Karen Dianne desde hace años. La primera vez que la vi fue en la calle, yo iba a leer a Acayucan, Veracruz y le regalé mi noveleta “Hiato”, la de la portada que fue censurada por vari@s intelectualoides. “Qué buena portada”, exclamó. Ella estaba con el Sensei Luis Daniel Pulido, quien me la presentó como una lectora voraz. Tiempo después supe que había asesorado y corregido los libros de mis camaradas Javier Toledo y el mismo Pulido: “Sidonia” y “Pollito Cards”, respectivamente, editados en la colección Boca del Cielo, del UNICACH. La amistad siguió, me compró libros usados, le ayudé a cambiarse de casa y algunas ocasiones convivimos los 4: Ella, Pulido, Toledo y yo, encuentros que siempre fueron gratos, llenos de pláticas acerca de escritores, libros y arte, donde la mordacidad y su inherente capacidad analítica siempre salía a la luz. Ahora tiene un chingón poemario, editado por René Morales en su editorial Public Pervert. Un poemario que me ha golpeado el espíritu, característica que, en lo personal, es requisito vital para que la poesía sea, aunque efímera [y quizá por eso] trascendente, re-configurativa.
    Esta es su entrevista. Esta es la charla con una escritora que, aunque tenga miedo al bikini, se lo quita y nos los restriega valerosa a todos en la cara (o quizá por eso se lo quita, para mostrarnos qué hay más allá de una vez por todas, enseñándonos así su alma)

Antonio Reyes: ¿Por qué “Miedo al bikini”?

Karen Dianne: Híjole… me vino un día que estaba leyendo una revista de esas que leemos las mujeres, de glamour y esas cosas, de pronto comienzo a analizar que el aspecto es muy importante para nosotras y creo que muchas mujeres prefieren lucir bien un bikini que ser inteligentes o tener otro tipo de cualidades, entonces caigo en la cuenta de que el bikini es una prenda casi metafísica, como algo que va más allá de lo que oculta, la prenda en sí implica mucho más… la mujer le tiene mucho miedo a la celulitis, a mostrarse, creo que a veces la mujer le tiene más miedo a lucir bien un bikini que a estar desnuda y bueno, el libro que me publica René Morales en Public Pervert habla de mí, de mis conflictos, de mi vida, yo le tenía mucho miedo al bikini, por eso le puse así…

A.R.: ¿Por qué hacer poesía?

K.D.: Tú estuviste en la presentación, recordarás que ahí comenté que yo estaba escribiendo narrativa, trabajo de hecho en una novela desde hace tiempo y que no termino y es probable que nunca la termine, porque me doy cuenta que se me dificulta mucho escribir narrativa, porque yo no tengo una estructura tal cual y la narrativa es, para mí, totalmente estructura, antes de tener la trama, el argumento y los personajes debe de estar ya estructurada, y un día leyendo poesía, siempre he leído poesía, me gusta mucho, me di cuenta de que ese era quizá el medio por el cual yo podía expresar lo que sentía; todos los poemas que están en este libro los comencé a escribir en el 2005, 2006, eran como pequeñas viñetas y luego les fui dando más forma, empezando con el que habla acerca de la muerte de mi mamá, me gusta ese tipo de poesía intimista, un poco narcisista, porque retomo mucho de mi vida al escribir, eso me interesaba, mostrarme y no esconderme detrás, porque siento que al escribir narrativa estaba haciendo eso, tratando de esconderme y en la poesía no, ahí te abres de canal, eso es lo que me gusta, la valentía de eso, es más audaz y se requiere de más valor para escribir poesía, sobre todo cuando es tan autobiográfica.

A.R.: ¿Cuándo, cómo, por qué comienzas a escribir?

K.D.: Híjole… no sé… yo fui una niña lectora, desde muy pequeña me han gustado mucho los libros y comencé a escribir como a los 16 años creo, fue cuando dije “ah, a lo mejor soy escritora” pero siempre me faltó la disciplina, porque para ser escritor considero que se necesita ser muy disciplinado y esas ganas de quemar tu vida, algo que yo he postergado, porque veo que las personas que sobresalen en esto dejan muchas cosas atrás, sacrifican mucho y la verdad yo nunca he tenido el valor de hacerlo, y bueno, empecé así, creo que no hay un lector que no haya fantaseado en algún momento con escribir y ya el hecho que lo lleves a cabo, bueno, en mi caso, tuvo mucho qué ver con las personas que me rodeaban, conozco a muchos escritores, tengo muchos amigos poetas, artistas, ellos fueron los que de alguna manera me contagiaron y comencé a escribir.

A.R.: ¿Qué opinas de las editoriales independientes?

K.D.: Tengo como que sentimientos encontrados con respecto a las editoriales… independientes, que les llaman… mira, alguna vez platicábamos con el poeta Luis Daniel Pulido, no sé cómo llegamos a la conclusión de que auto editarse era como masturbarse y para un escritor auto editarse es como permanecer célibe. Pierdes la virginidad, por así decirlo, el día que alguien más te publica, te edita un libro… es que ese término de “independiente” es como raro, porque al final de cuentas todas son independientes, creo yo, quizá quede mejor underground… y no digo que auto publicarse, auto editarse esté mal, porque hay muchísimas cosas que merecen la pena hacerlo así, también depende mucho del criterio del dueño de la editorial; luego también hay muchas cosas que no merecen la pena ser publicadas… por eso tengo sentimientos encontrados, aunque claro, estas editoriales tienen su función y son importantes, además que yo trabajo en la editorial de la UNICACH, una editorial universitaria y es ahí donde me he podido dar cuenta de que hay muchísimas personas queriendo publicar y no hay espacios, por eso es bueno, por los espacios que este tipo de editoriales generan, pues ya sabemos que los espacios oficiales los tienen ocupados tantos hijos, ahijados, comadres y demás de los encargados de los mismos.

A.R.: En lo personal, considero que en Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez específicamente, hay pocas mujeres escritoras, Berona Teomitzi, Nadia Villafuerte, tú… y ya… párale de contar… ¿qué opinas de esto, a qué crees que se debe?

K.D.: Fíjate que en algún momento llegué a pensar algo similar, que mis gustos literarios, de hecho, eran muy machistas, porque no recuerdo… la verdad te mentiría si te dijera que he leído escritoras chiapanecas actualmente, creo que a la única escritora que he leído  y que me gusta muchísimo es Nadia Villafuerte, narradora sobre todo, y que bueno, ella ya está en otro nivel, ya está en el DF y ya de ahí… no hay más para mí, así como tú dices… y no sólo tiene qué ver con el hecho de que no haya canales para las mujeres, siento que tiene que ver con cierto temperamento a lo mejor, la verdad es que no comparto la postura de la mayoría de las mujeres poetas de acá que he leído. No sé, es una pregunta muy complicada (risas) Siento que debo leer más, no leo de hecho tanta literatura chiapaneca, honestamente, sí leo mucho pero no a tantos chiapanecos, ni mujeres ni hombres, es decir, he leído a Pulido, a ti, a Javier Toledo y me gustan, pero hasta ahí.

A.R.: ¿Qué viene para Karen Dianne?

K.D.: Pues tengo más poemas, quiero seguir trabajándolos, tengo como 60, 70 poemas y con ellos hacer un libro más grande, seguir con mi novela.

A.R: Algún mensaje o comentario final.

K.D.: No, ninguno… lean… vivan… y ya…



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